Por Alberto Zanabria, director de Ínsula, empresa de soluciones de Neuromarketing empresarial
Es bastante usual que se mezclen o confundan los conceptos de neuromarketing y marketing emocional. Aunque ambos están relacionados con el comportamiento humano, ponen el foco de atención en puntos distintos.
El marketing emocional viene a explicarnos cómo funcionan las emociones y cómo pueden afectarnos a la hora de elegir un producto. El neuromarketing se centra en el cerebro y en su funcionamiento.
A la hora de comprar se desatan una serie de mecanismos cerebrales que operan de manera automática. Son los llamados “atajos” o comportamientos ya aprendidos que habitualmente vienen definidos por experiencias previas, estímulos del entorno y otros.
A la hora de comprar, se desatan mecanismos cerebrales que operan de forma automática y que determinan nuestras decisiones.
Lo que hacemos es utilizar una serie de esquemas que aprendimos previamente y que almacenamos en nuestra memoria. Son subconscientes.
Ahora, un buen estudio de neuromarketing nos permitirá:
Analizar los procesos que se producen de manera subconsciente en el cerebro de los consumidores.
Observar cómo reaccionan las personas ante un anuncio o un producto antes de lanzarlo al mercado.
Conocer mejor qué zonas del cerebro intervienen en el proceso de compra.
Aprender qué mecanismos y vías cerebrales se activan cuando decidimos comprar un producto.
Ahorrar importantes sumas de dinero al asegurarnos que el producto que vamos a lanzar es interesante para nuestro consumidor.
En sí, el neuromarketing te permitirá conseguir mucha información interesante que podrá aplicarse en la estrategia de marca.
Para entender mejor el neuromarketing, es conveniente aprender algunas claves del funcionamiento cerebral:
El cerebro es el órgano más importante de nuestro cuerpo. Controla todos nuestros procesos corporales y nos permite manejarnos frente al mundo.
Su nombre correcto sería encéfalo, que es la palabra que engloba tanto el cerebro en sí mismo como al cerebelo. Está formado por las neuronas: las células nerviosas.
Las neuronas se comunican entre ellas mediante el envío de unas sustancias llamadas neurotransmisores. Éstos son los que regulan nuestras emociones, estados anímicos, etc…
La mayor parte de sus procesos se producen a nivel subconsciente y afectan a nuestros comportamientos. De ahí que deban estudiarse mediante técnicas que nos permitan ver cambios en las distintas zonas cerebrales.