Por Felipe Vega, fundador y director general de CECANI Latinoamérica, empresa de capacitación para asociaciones civiles y otras figuras no lucrativas.

Para muchos resultó sorprendente que al inicial la pandemia mundial de Covid-19, las instituciones con mayor credibilidad a nivel global fueran las empresas, muy por encima de partidos políticos e iglesias.

No en vano, a nivel corporativo se empezó a acuñar el nombre de “superpoderosas” a las compañías.

No es sólo un apelativo banal: representa la incesante búsqueda de motivación y sentido organizacional. Es lo que cimenta el propósito o misión en cualquier organización.

En el Tercer Sector existe una tendencia natural a identificar el quiénes somos como grupo y qué hacemos y para qué. En las empresas lucrativas esta guía parece difuminarse.

Tal es la importancia, que la detección de misión determina en gran medida el grado de resiliencia que presenta una organización ante cualquier tipo de irrupción. Redireccionar esfuerzos, hacer cambios pertinentes e incluso establecer negocios alternos es una capacidad que se logra en la medida que tenemos claros cuáles son los objetivos de una compañía y si se pueden derivar más productos.

La misión es todo. Por ende, todas las empresas necesitan saber cuál es su superpoder hoy en día.

Esto es: ¿Qué es lo único cierto acerca de su conjunto de habilidades y competencias como organización que les permite tener una ventaja competitiva? ¿Y qué o cómo deben cambiar esas capacidades?

La mayoría de las empresas e industrias, son disruptivas y perturbadas de alguna forma hoy en día. Entonces, ya sea que se trate de la interrupción de un atacante digital, ya sea que el negocio se vuelva más impulsado por el software, hay cambios en todas partes.

Si no se tiene claro cuál es el poder central como organización, es posible que la competencia avasalle y deje a las empresas dubitativas atrás,

Por ejemplo, los propietarios de LVMH [Louis Vuitton] como ejemplo, su superpoder está en torno a la calidad y la artesanía en los productos verdaderamente superiores que tienen. Otras empresas ostentan su fuerza con la logística, como la trasnacional Bimbo. Cada firma tiene un área clave que le otorga supremacía en el mercado.

Ante un viraje en las necesidades de mercado, por ejemplo,  los equipos ejecutivos deben estar preparados y tener diálogos con sus juntas directivas sobre cómo podrían cambiar esas capacidades.

Parte del superpoder que les estamos ayudando a desarrollar es la capacidad de gestión de productos de software que se requiere para competir de una manera nueva. Nombrar qué superpoder quieres tener es parte de ello, pero en realidad trazar ese viaje para ir desde donde estás hoy a un nuevo futuro. Es reconciliarnos con nuestro potencial de heroicidad.