Bajo la investigación titulada ‘Rehabita Monterrey, tejiendo nuevas redes entre industria y ciudad’, un grupo de alumnas de la Universidad de Monterrey hicieron una propuesta de transformación de un espacio industrial en un nodo de espacio público y habitable, como Proyecto de Evaluación Final para graduarse de la carrera de Arquitectura de esta casa de estudios
Tres alumnas de la Universidad de Monterrey elaboraron una propuesta de regeneración urbana que busca redefinir la relación entre habitabilidad, vivienda, espacio público e industria.
El proyecto, titulado ‘Rehabita Monterrey, tejiendo nuevas redes entre industria y ciudad’, tomó como punto de aplicación una cantera de cemento en el corazón de la urbe, transformando este espacio industrial en un nodo de confluencia comunitaria.
La iniciativa, presentada como su Proyecto de Evaluación Final para graduarse de la carrera de Arquitectura busca la resolución de problemáticas urbanas complejas, buscando mejorar las interacciones entre la industria y la ciudad.
Las mentes detrás de esta innovadora propuesta fueron Regina González Fernández, Sofía Montserrat Chavarría Palacios y América Nevárez Echegoyen. Su trabajo conjunto dio vida a una visión que promete un futuro urbano más equilibrado y resiliente para Monterrey.
Como parte fundamental de su plan maestro, se contempla la creación de un geoparque urbano. Regina González Fernández explicó que el objetivo central del proyecto era regenerar y convertir un “borde industrial” de la ciudad en un nodo de confluencia para la comunidad.
La zona de estudio, señaló, se encontraba en gran parte deshabitada, con un fenómeno de abandono y desplazamiento. Las alumnas identificaron tres problemáticas principales: inhabitabilidad, desconexión y contaminación, esta última incluyendo no solo la ambiental, sino también la visual y auditiva.
La investigación también reveló que Nuevo León ocupa el primer lugar en el índice de complejidad económica para establecer industrias, una situación que se remonta al siglo XIX, cuando el gobierno permitió el establecimiento de industrias sin restricciones.
Sofía Montserrat Chavarría Palacios explicó que la propuesta incluyó el rediseño de calles, vialidades y banquetas, así como la adición de áreas verdes y equipamientos como escuelas, todo con el fin de reducir la cantidad de industria en la zona y buscar un equilibrio.
Nevárez Echegoyen reconoció que el proyecto fue ambicioso en extensión y complejo de delimitar al principio. Sin embargo, múltiples visitas al sitio revelaron la urgencia del proyecto debido a las malas condiciones de las calles y la falta de comunidad.
La propuesta de las entonces alumnas consiste en un plan maestro con un conjunto de intervenciones urbanas para regenerar el espacio, incluyendo el diseño de calles, vialidades, vegetación y materialidad.
También propusieron una nueva carta de usos de suelo, tras encontrar una relación entre el uso actual y la falta de habitabilidad en zonas industriales, buscando reactivar los espacios con comercio y equipamiento.
Posteriormente, crearon un geoparque urbano para cuando la cantera cese sus operaciones, algo que, según entrevistas, ocurrirá en pocos años. Este espacio se reactivaría con un programa urbano y arquitectónico variado, incluyendo parque infantil, canchas deportivas, zonas culturales y un anfiteatro.
Las alumnas desarrollaron una propuesta de tipologías de manzanas con los metros cuadrados necesarios para usos mixtos, buscando atraer al sector inmobiliario y generar retornos de inversión. La propuesta combina inversión pública y privada con la participación de la comunidad existente.