Buenas noches, nosotros somos Belanova”, saludó la cantante. “Si me hubieran dicho hace 10 años que iba a estar aquí no lo hubiera creído, pero aquí estamos gracias a ustedes, así que muchas gracias”, agregó sonriente.

Pese a que se rumora que la razón por la que el grupo se alejó de los escenarios fue por la ansiedad que le generaba a la vocalista estar en el escenario, en su regreso se mostró tan confiada y cómoda como en los viejos tiempos, paseándose con seguridad por lo largo de la tarima, bailando, saludando y cantando a la perfección cada uno de sus éxitos.

Y aún así te vas, Cada que, Por ti y No me voy a morir fueron coreados uno tras otro, pero en este último, la artista tenía una sorpresa preparada para sus fans dando la bienvenida a Mon Laferte en su escenario, quien la acompañó en su tema de desamor.

Ambas enloquecieron a la audiencia al fusionar sus armonías y su poder femenino a la perfección.

La chilena naturalizada mexicana lució un traje negro con camisa blanca escotada y las dos finalizaron su poderosa interpretación en un abrazo.

El show de una hora culminó con Rosa pastel, el hit más esperado de la noche al retomar su fuerza gracias a TikTok, por lo que fue aullado por cada uno de los asistentes, complacidos con la selección.

UN CRÁNEO LOS VIGILA
Oé, oé, oé, Panteón, Panteón”. Así fue como el público solicitó al Panteón Rococó que apareciera en el escenario Amazon Music para hacer bailar a toda la banda con su inconfundible ska, después de seis años de no presentarse en este foro.

Después de una presentación en audio de los integrantes y un cráneo vigilando desde el escenario, la banda tomó sus lugares y comenzó la fiestota. “¿Están listos?”, preguntó Dr. Shenka, mientras las primeras notas de Arréglame el alma se asomaban en la intro, sólo para estallar en una sola voz entre la gente y la banda.

Fue con la presencia del Panteón que el espíritu del Vive Latino se dejó sentir como en los últimos años: el público cantando y saltando haciendo que se cimbraran las estructuras cercanas, mientras sacaban sus mejores pasos para bailar ska y armar pequeños mosh pits por toda el área destinada a este escenario.

Sin duda, el Panteón fue La dosis perfecta que necesitaba esta primera jornada del Vive… el público no paraba de bailar y cantar con canciones como Esta noche, Dime, Estrella roja, Cúrame, El último ska, Vendedora de caricias y La carencia que fueron parte del festín.

UN VIAJE AL PASADO Y AL ROCK
De la misma forma que Billy Idol, Bad Religion eligió el color rojo para anunciar su llegada al escenario Telcel. Un letrero con su nombre abarcaba toda la pantalla de fondo.

Los californianos llegaron sin dar tregua con toda la potencia de su punk rock que poco a poco fue atrayendo a más y más gente al espacio designado. I Want To Conquer The World y Against The Grain fueron los temas con los cuales arrancaron la velada.

Muchas gracias, estamos muy contentos de estar de vuelta en México. Ha pasado mucho tiempo, gracias por estar aquí esta noche”, dijo Greg Graffin, vocalista de la banda, quien también lanzó besos con las manos, arrancándole al público una ovación y que corearan el nombre de la agrupación de Los Ángeles.

Y casi como si el show de Bad Religion fuera un viaje al pasado a esos años 80, el mosh pit y la lluvia de cerveza y vasos no se hizo esperar cuando el punk rock mostró con velocidad y armonías su poderío sonoro en New Dark Ages.

A las 23:20 horas el escenario Telcel recibió a Portugal. The man, que arribó con unos solos de rock dignos de una leyenda de metal. “¡Es momento de sentirnos bien por estar vivos!”, pronunció su vocalista para dar paso a los eléctricos acordes.

Luego el ritmo bajó para retomar su estilo funky con So Young, Live in the Moment, What, Me worry? y Feel it Still también formaron parte de la psicodélica presentación que estuvo cargada de acordes tan relajantes como poderosos, con los que mantuvieron impresionados a sus seguidores.

Panteón Rococó.

DE LEYENDAS, ROCK Y CHOLOS
En punto de las 18:15 horas, Fito Páez se hizo presente con toda la experiencia que se puede adquirir con más de 40 años en los escenarios. Con El amor después del amor, el argentino abrió su presentación en el Vive Latino, un lugar no ajeno a él, pero sí en esta nueva versión.

A sus 61 años, Páez es un rockstar que se sigue tomando muy en serio su trabajo, pero que ahora lo disfruta de una forma diferente y se da a conocer con una nueva generación de melómanos.

Ciudad de México, qué maravilla estar esta tarde aquí en el Vive Latino”, lanzó a sus fans. Fue entonces cuando tomó su lugar en el piano —ese amigo inseparable de la música de Páez— para darle vida a Dos días en la vida.

Vamos a cantar, Ciudad de México”, pidió el argentino para darle un pequeño slowdown a su presentación y brindar oportunidad a la gente de acompañarlo en 11 y 6… “Qué lindo cantan, México”, dijo.

Y mientras unos disfrutaban del clima con shorts, playeras sin mangas y los changuitos rociadores —sí, como esos que venden en Chapultepec—, otros decidieron que era una buena idea aguantar estoicos vestidos de negro de pies a cabeza hasta que el calor se apiadara de todos, y no faltaron las faldas cortas, las largas y vaporosas, las gorras y los sombreros.

Durante 23 ediciones las tribus urbanas se podían ver perfectamente definidas en un Vive Latino, ya fuera por su vestimenta o por la música que iban específicamente a escuchar… y en la Curva 4 eso no pasa, aquí todos conviven en cada uno de los escenarios.

Y ese fue el caso de la banda que se aglomeró en el escenario Amazon para disfrutar de la música de Insite. El grupo de Mexicali hizo su aparición en el Vive Latino en punto de las 17:25 horas para deleitar a sus fans con su rock. Con canciones como Soy el que nunca esperó, Vuelve en la mañana y Las mismas cosas, Insite hizo vibrar a aquellos que se arremolinaron a escucharlos en la primera jornada de esta edición.

A las 19:15 horas otro de los favoritos arribaba al festival y fue el turno de ver a Jorge Drexler en acción. El uruguayo apareció puntual como todo un galán con su sonrisa blanca de oreja a oreja que hacía juego con su traje blanco de terciopelo y su camisa con un busto griego en el pecho.

Junto a sus músicos en vivo y sus coristas, el cantante logró atraer a múltiples fans que poco a poco fueron llenando la explanada del escenario Telcel, hipnotizados por los sonidos de su ukelele eléctrico a ritmo de su tema El plan maestro, para el que también lució algunos pasos de baile zigzagueando las piernas.

¡Qué maravilla! ¡Qué locura! Hace nueve años que no estábamos aquí. ¡Viva el Vive!”, expresó emocionado al ver su escenario repleto.

Es un concierto especial, el último de una serie de 100 de ellos y estamos todos muy felices de despedirnos aquí en la Ciudad de México, gracias por compartir”, agregó el cantante, quien aseguró que esta vez no hablaría tanto, pues sólo tenía 50 minutos para complacer a su público.

Transporte, Cinturón blanco, ¡Oh, algoritmo! y Universos paralelos fueron algunos de los temas con los que el uruguayo cautivó a sus fans, sus beats suaves y arrítmicos cargaron de alegría el ambiente poniendo a su audiencia a menearse de un lado a otro.

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La moda cholo goth en la Carpa Intolerante fue un momento único para el festival, porque no todos los años está atascada por clicas que pelean por su territorio o que en sus caras la tinta refleja que sangre se derramó. En el escenario emergente algunos tumbados se hicieron presentes. Contados, pero eran reales bailando y fumando mota en Paloma negra y Tears in The Rain, de Prayers.

Los azules, a la caza. Tratando a la raza chola como pandillera, pegados por si salía algún porro de sus bolsillos Dickies. Pero como dice la rola del proyecto del michoacano, Young Gods Never Die y jamás los torcieron, pero sí a los hipsters que se han visto allegados al proyecto del marido de Kat Von D.

Aunque estas canciones sean en inglés, es un proyecto de música mexicana, cabrones”, gritó Rafa Reyes antes de tocar Gothic Summer. Lástima que la mejor noche de la Carpa acabó por interrupción, pues pese a que la gente estaba mega entregada, los cholos se pasaron de tiempo. Sin embargo, fue la noche que mejor sonaron.