La Cámara de Diputados, a través del Espacio Cultural San Lázaro, dio a conocer el número actual de la Revista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) “La Calle”, en la que destacados escritores presentan el significado y la importancia de los espacios públicos como las calles.

En su mensaje, Graciela Báez Ricárdez, Secretaria General de la Cámara de Diputados, resaltó el interés de iniciar la promoción de esta Revista de la UNAM y participar con las investigaciones que se hacen en los centros de estudios, a fin de dar a conocer lo que se realiza en el órgano legislativo y en la Máxima Casa de Estudios.

Refirió que la Revista “La Calle”, de periodicidad mensual, contiene donde participan expertos que, con diversas visiones, opinan respecto de la calle como un singular protagonista de la vida cotidiana de los ciudadanos.  Comentó que en futuras presentaciones se invitará a las y los diputados, así como a los investigadores de los centros de estudio.

Al moderar la presentación, Ismael Carvallo Robledo, director general del Espacio Cultural San Lázaro, comentó la relevancia de aprovechar la capacidad de convocatoria de la UNAM y de esta Revista, para conjugar las acciones de difusión de la Cámara de Diputados y del Espacio Cultural, con el fin de traer las discusiones fundamentales del país a este recinto político-cultural, para analizarlas desde un enfoque histórico y filosófico.

Llama mucho la atención que esta publicación es de las más antiguas del país porque nació en 1930, momento crucial en la vida de la UNAM, que resume la vida cultural, junto con otros proyectos, subrayó. Asimismo, se congratuló por iniciar esta ruta de trabajo con la presentación de la Revista, proyecto cultural entrañable y de libre acceso a la ciudadanía.

Guadalupe Nettel, directora de la Revista de la Universidad Nacional Autónoma de México, segunda mujer al frente de la publicación, comentó que a lo largo de su historia han colaborado una relevante gama de escritores nacionales y extranjeros, como Juan Rulfo, quien publicó en estas páginas el primer borrador de Pedro Páramo, la cual se puede conocer en los archivos en línea en www.revistadelauniversidad.mx.

Señaló que actualmente esta publicación es multidisciplinaria, a fin de que cada tema invite a dialogar a especialistas de la UNAM y de otras universidades, mediante diferentes análisis, en este caso, “La Calle”, para pensar ¿qué perderíamos si perdiéramos la calle?

Sobre todo, después de la experiencia de la pandemia, donde la calle estaba vacía, no teníamos acceso a ella. ¿Qué perdíamos y qué podemos recuperar? para identificar el significado de este espacio público en muchas vertientes.

Julieta García, narradora, periodista y editora, quien participó en este número de la Revista, comentó que las calles de la Ciudad de México la obsesionan porque es extrañísimo que una zona que fue lago y con tantos ríos y bosques a su alrededor durante La Colonia, en las orillas del Valle de México se construyeron 300 bergantines, lo cual es difícil de imaginar en el entorno que había en esa época.

También hay que analizar lo que hay debajo de las calles al entubarse ríos, cuya nomenclatura refiere el nombre de las mismas, conocer lo que fueron estos espacios públicos, quiénes han tomado las decisiones desde los distintos gobiernos que, en lugar de manejar integralmente las aguas que rodean el subsuelo de la Ciudad de México, prefirieron entubarlas para priorizar el concreto y el asfalto. Consideró que las calles también son poder al expresarse demandas ciudadanas.

Adrián Román, cronista, guionista y poeta, rememoró la historia de diversas zonas citadinas, como la garita de San Lázaro, donde ahora se alza la Cámara de Diputados. Estimó que las calles son nuestro hogar y espacios lúdicos. Son muchas cosas, con manifestaciones multifacéticas, “donde constantemente nos rifamos un tiro con la vida y suceden milagros cuando te encuentras un billete de 50 pesos y no tenías para comer”.

Agregó que en las calles hay aromas que prevalecen, como el olor de los tacos de suadero y tripa; siempre permanecen las costumbres y la arquitectura, los altares y muchas cosas más que vinculan a la gente con ellas, donde está presente el alma de las mismas. Amalgama de recuerdos de nuestra infancia, de gente dadivosa, pero también donde se puede encontrar un espíritu gandalla, que si te descuidas acaba contigo.