PULSO

Eduardo Meraz

Acostumbrados a darle la vuelta a los ordenamientos legales, los cuatroteístas convencidos y los vergonzantes quieren poner sordina a los asuntos realmente preocupantes para los mexicanos: la sequía y el control de la delincuencia de grandes porciones del territorio nacional, y que se hable de “las sobras el caudillo”.

Mientras en el 60 por ciento de la superficie del país se padece por la falta de agua y los crímenes políticos van en aumento, el líder de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, da el anuncio de foros por todos lados para discutir las ocurrencias legaloides del presidente palaciego, cuando en realidad su aprobación ocurrirá hasta la próxima legislatura.

Ante la vacuidad de un buen número de las iniciativas presidenciales, la oposición debería hacer el vacío a la búsqueda de debates por parte del cuatroteísmo, para discutirlas. El Congreso debería ocuparse mejor de corregir el abandono en el cual dejaron el suelo mexicano, que aceleró el “Día Cero” en cuanto a la disponibilidad de agua.

Actuar con urgencia para encontrar alternativas a este grave problema, dará más votos que la repartición de dádivas y el gasto inútil en propaganda, pues en unos meses más, ese dinero no tendrá ninguna utilidad, pues no hay producto más caro que el escaso o inexistente. Y en este ámbito, el agua es sumamente preciada y apreciada.

Y lo mismo puede decirse acerca de la tranquilidad y seguridad de los mexicanos, pues cada vez el crimen organizado se expande y ensancha sus actividades lucrativas. En el presente sexenio, pasó del tráfico de drogas a negocios más productivos como la trata de personas y migrantes, la extorsión a productores y autoridades, el huachicoleo no sólo de combustibles, sino de gran variedad de mercancías.

Actividades ilícitas imposibles de alcanzar una expansión exponencial durante la administración del mandatario totalmente Palacio Nacional, cuyo ejemplo de pasividad es seguido -por las buenas o por las malas- en los distintos órdenes y niveles de gobierno.

A fuerza de ser sinceros, la delincuencia organizada se ha convertido, de manera informal, en el nuevo SAT, al imponer tributo a productores de todo tipo; de igual forma han asumido el papel de organismos reguladores y verdaderamente autónomos al fijar precio y condiciones de compra-venta a un sinnúmero de mercancías.

Sin necesidad de reformas constitucionales, el crimen organizado no abandona sus orígenes y ha descubierto en la violencia el mejor argumento para imponer su ley: plata o plomo, de la que prácticamente nadie está exento de verse obligado a cumplir, en particular la clase política a la cual quiere tener totalmente sojuzgada.

Este miércoles, en el Senado de la República se guardó un minuto de silencio por el homicidio del cuñado de Ricardo Monreal, presidente por segunda ocasión de la Junta de Coordinación Política de la Cámara Alta. Las demás muertes, les tiene sin cuidado.

Fingen demencia y se niegan a aceptar que los primeros días del presente mes han sido pródigos en el asesinato de políticos o gente cercana a ellos, cuando aún no inician formalmente las campañas ni están designados los candidatos para los casi 20 mil cargos de elección popular, lo cual significa alrededor de 50 mil aspirantes.

A este número de personas deben incorporarse a sus respectivas familias y a colaboradores de los futuros candidatos, agravando la vulnerabilidad de los candidatos.

Frenar la actual tendencia de parte del crimen organizado, implica dejar de lado falsos debates del reformismo cuatroteísta, hacerles el vacío y, por el contrario, obligarlo a dejar su pasividad frente a los delincuentes, pues cada día que pasa ganan más en independencia y pueden imponer un cogobierno o, de plano, eliminar a quienes estorban sus negocios.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

La permisividad del INE y del Tribunal Electoral al no sancionar la actitud ventajista de Morena y su bastonera presidencial, así como los constantes “inconvenientes” de distinta índole para el funcionamiento normal de dichas instituciones, podrían englobarse en el título: “El camino al fraude está empedrado de buenas intenciones”.

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