PULSO

Eduardo Meraz

Los cuatroteístas, por antonomasia, son atascados: quieren todo para ellos, desde los desastres -unos naturales y otros provocados por ellos-, hasta la apropiación de la ayuda a la gente, pasando por el control del congreso federal y, en un descuido, el poder judicial.

Entre miércoles y jueves de esta semana, el presidente totalmente Palacio Nacional ha dado muestras fehacientes de esta conducta. Para no pasar desapercibido por el impacto y los efectos del huracán Otis, hizo su “road show” para llegar a Acapulco, estar brevemente en el puerto y regresar en helicóptero.

Y ya desde la comodidad del palacete virreinal, anunciar las medidas oficiales para ayudar a los habitantes de Guerrero, con la clara advertencia de que todos los apoyos y donaciones deberán canalizarse a las fuerzas armadas, y éstas ser las únicas responsables de su entrega a los damnificados.

En su teatro en atril mañanero anunció, con la soberbia característica, las acciones que se realizarán a partir de este jueves -26 de octubre-:

“Vamos a comenzar a abastecer de alimentos, despensas; pero vamos a procurar que haya alimentos calientes, no sólo la despensa. Y también decirles que la distribución de las despensas —porque ya tenemos experiencia lamentablemente en estos casos— queremos que la distribución de las despensas las haga la Secretaría de la Defensa y la Secretaría de Marina, no las autoridades civiles ni del gobierno federal, ni del gobierno estatal, ni del gobierno municipal y mucho menos organizaciones sociales llamadas no gubernamentales o de la sociedad civil, para que nadie se aproveche de la necesidad de la gente”.

Es decir, se quiere atascar los aportes de la sociedad, para demostrar una vez más su incapacidad de brindar ayuda en forma eficiente y sin corrupción. Así quedó plenamente demostrado durante el sismo de 2017, cuando Morena se apropió de millones de pesos aportados por la gente para la reconstrucción.

De igual manera, quedó evidencia de su absoluta ineptitud y tozudez con la pandemia, donde fallecieron alrededor de 800 mil mexicanos, por su afán de no invertir en medicinas, insumos e instalaciones y mejor destinarlo a sus obras insignia.

Y atascado como le gusta ser y estar, el mandatario sin nombre y sin palabra muy orondo asevera: “Cuándo el pueblo de México necesita, apoyo, se puede utilizar todo el presupuesto público, no hay límites”.

Sin embargo, la Secretaría de Hacienda anunció que nuestro país acudirá a un bono regional de 485 millones de dólares y la existencia de recursos por 5 mil millones de pesos para desastres, aunque el recurso del no se sabe si extinto o resucitado Fonden, 18 mil millones de pesos, se aplicará hasta 2024, año electoral.

Si en verdad el cuatroteísmo desea “desatascarse” del dinero público, Morena debería devolver las prerrogativas que iba a entregar para medicinas y no ha hecho, así como cancelar los gastos de campaña multimillonarios de su “bastonera”. También los recientes fondos aprobados para las fuerzas armadas deberían destinarse a los damnificados.

Esos y otros gastos nada franciscanos del cuatroteísmo en el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas deben cancelarse para que, efectivamente, no haya límites en la utilización del presupuesto público para apoyar a los guerrerenses.

He dicho.

 

EFECTO DOMINÓ

Recientes declinaciones y salidas en Morena y Movimiento Ciudadano hablan del poco oficio de sus dirigentes y principales liderazgos, así como de la disolución de los poderes centralistas.

 

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