PULSO

Eduardo Meraz

El presidente totalmente Palacio Nacional presentó, este 5 de febrero, “Las sobras del caudillo”, su paquete de reformas constitucionales, queriendo revitalizar un mandato decadente y casi muerto, con base en alegatos populacheros y no fundamentos jurídicos sustentables.

De ahí el fracaso, tanto en el Congreso como en la Suprema Corte, de varios de sus proyectos reformatorios de la Carta Magna, hoy vueltos a poner en la palestra, más por tozudez personal y cálculo político-electoral, que por una auténtica demanda social.

Es de todos conocido el desapego presidencial -desde siempre, desde su juventud- a la legalidad. Prefiere abrazarse a la ilicitud y hacer del cohecho y el chantaje sus instrumentos predilectos para obtener ventajas indebidas.

La envoltura demagógica en la cual pretende ocultar sus afanes dictatoriales con la avalancha de iniciativas, quiere venderla a la población como la ruta hacia el paraíso cuatroteísta, cuando en realidad se trata del “mundo ideal” de la dictadura perfecta.

El “recalentado” reformista -20 iniciativas- propuesto por el mandatario sin nombre y sin palabra incluye asuntos ya rechazados como la reforma eléctrica, la incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa, el salario presidencial y el posible refuerzo de los programas sociales.

En realidad, el paquete disfraza con promesa de medidas salariales y pensiones, así como con el combate a la corrupción, lo que el ejecutivo palaciego nunca realizó durante su mandato y, en cambio, desvío recursos a sus obras disfuncionales el dinero para brindar servicios públicos suficientes, mucho menos de calidad.

Ahora, pretende vender al pueblo bueno y sabio el mundo maravilloso que llegará con el triunfo del continuismo trasnochado, sustentado en el asalto a las instituciones democráticas como los organismos autónomos y el Poder Judicial.

Habrá que esperar a conocer con precisión los detalles de las reformas, cuyos enunciados dados a conocer, en realidad parecen más una carta a los Reyes Magos, en medio de la agonía por dejar de ser lo que no pudo ser como titular del ejecutivo.

Esta trampa legaloide de Palacio Nacional fue anticipada por el ministro Alejandro Pérez Dayán, que en el aniversario 107 de la Constitución, AK puntualizar que por encima de la ley suprema no hay poder alguno, nada ni nadie».

Y advirtió: «Fue la Constitución que conmemoramos la que facultó al Poder Judicial para invalidar actos que no la respeten», en alusión a los múltiples intentos del tinterillo de pasar por encima o hacerla a un lado.

“Las sobras del caudillo” de este 5 de febrero, aun cuando son abundantes no parecen tener los nutrientes suficientes para superar la anemia electoral que se nota en el  cuatroteísmo.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

El Centro de Estudios del Sector Privado advierte que los problemas de seguridad pública son el principal factor que puede obstaculizar el crecimiento económico. Ello refleja en buena medida las políticas fallidas en materia de seguridad pública, de aplicación del estado de derecho y de combate a la corrupción e impunidad, expuso.

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