PULSO

Eduardo Meraz

Una vez rebasada la cifra más alta de homicidios dolosos, con recientes capturas de cabecillas criminales y de volúmenes importantes de drogas por la presión de Estados Unidos, y ante la proximidad del inicio del proceso electoral de 2024, el presidente totalmente Palacio Nacional hace un llamado al crimen organizado para que no haya violencia, que recapaciten y sean buenos ciudadanos.

Sin embargo, no condenó las actividades ilícitas realizadas por los delincuentes; es decir, estaría en vías de “obradorizar la violencia” y, con ello, asegurar la continuidad de su proyecto transformador.

Para usar sus mismas palabras, el habitante temporal del palacete se está dando un “autogolpe de Estado técnico”, al abdicar de su responsabilidad, como comandante supremo de las fuerzas armadas de combatir a la delincuencia y otorgar seguridad a los mexicanos, para dejar, de facto, “purificar” las actividades delictivas, siempre y cuando no se hagan con violencia.

Rebasado por las circunstancias, el mandatario sin nombre y sin palabra se inclina más por hacer llamados, en tono mesurado y comedido, a los malandros a evitar la violencia en sus actividades productivas. En cambio, junto a su claque, descalifica, injuria, ofende y descalifica a los integrantes del poder judicial.

Y utilizó el mismo tonó para criticar la labor de organismos de derechos humanos, sobre todo en los casos de los sacerdotes asesinados en Chihuahua, o en el caso Ayotzinapa.

A su entender, quisieran que su gobierno fracasara y que, al final, se demostrara que el oficialismo protege a violadores de derechos humanos. Y repitió su letanía de que su gobierno no espía, no tortura, no hay desapariciones. llevadas a cabo por el Estado y tampoco masacres.

En su teatro en atril mañanero, le preguntaron: ¿Entonces usted sí suscribe o se suma a este llamado a las organizaciones criminales para un pacto social para la paz? Y respondió: todo lo que signifique hacer a un lado o no usar la violencia, lo apruebo. Y eso no tiene que ser por demanda sólo de la autoridad, sino también por decisión de los mismos integrantes de tales bandas.

“Ellos deben de asumir una responsabilidad.  comportarse como buenos ciudadano; no perderse o pensar que ya no tienen otro otra opción, otro camino”, añadió el ejecutivo.

La disposición presidencial a un posible “pacto por la paz” entre el Estado mexicano y los grupos delincuenciales, para evitar las escenas de miles y miles de tumbas y fosas clandestinas, parece más un “golpe de pecho”, un acto compensatorio por los golpes dados a narcotraficantes ante la presión de su vecino del norte.

Además, hacerlo cuando está a punto de iniciar el proceso electivo de 1994, estaría encaminado a refrendar los acuerdos informales de 2021, cuando algunas organizaciones actuaron para inhibir el voto en favor de opositores y en respaldo de los candidatos de Morena.

Así que este llamado y posible suscripción de un pacto por la paz, tendría tintes electorales, sobre todo si se toma en cuenta la aceptación del propio mandatario y del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, de que el crimen organizado controla diversas regiones del país.

México relama paz y seguridad; no a un mandatario que se da golpes de pecho y llamados a conciliar con delincuentes; “obradorizar la violencia” es perpetuarla.

He dicho.

 

EFECTO DOMINÓ

Un Tribunal Federal absolvió a José Luis Abarca Velázquez, ex alcalde de Iguala, Guerrero, del secuestro de los 43 normalistas de Ayotzinapa, sentencia que es definitiva y que no podrá combatir la Fiscalía General de la República (FGR).

 

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