PULSO

Eduardo Meraz

La transparencia cuatroteísta, al igual que el habitante temporal de Palacio Nacional están encerrados con tres candados. La primera a través de reservar la información -por «seguridad nacional»- y el segundo con vallas.

La intención es impedir a los mexicanos el conocimiento de lo que ocurre en las entrañas del gobierno, así como saber si el uso de sus contribuciones es honesto.

Las recientes semanas han sido prolijas en la difusión de actos oficiales apartados de la legalidad. Ante hechos irrefutables, el presidente sin nombre y sin palabra en lugar de ordenar investigar la corrupción y acciones fuera del marco jurídico, prefiere recluirse en la mentira, como si fuera un manera salvador.

Hacerse el ofendido y la víctima, sin embargo, ya perdió su efecto protector, por lo cual quiere inutilizar el trabajo del Instituto de Transparencia (INAI) al dejarlo inoperante por falta de integrantes o absorberá mediante su incorporación a la Secretaría de la Función Pública.

Y por si las recochinas dudas, para cerrar la pinza de la opacidad, cada vez clasifica mayores volúmenes de información como reservadas; tabla de salvación ante la oleada de solicitudes presentadas por la ciudadanía para conocer qué demonios hace el oficialismo.

No obstante este escudo no es imbatible y las filtraciones de archivos oficiales, siguen minando la fortaleza palaciega, como se acaba de demostrar con los gastos fifi del secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, y sus familiares.

La labor de los medios de comunicación en materia de periodismo de investigación también se han convertido en una fuente inagotable de revelaciones sobre el comportamiento poco ético de la administración cuatroteísta, como sucede con los «conciertos gratuitos» promovidos por la chica de la cola de caballo.

Además,  ante la inacción del mandatario totalmente Palacio Nacional en contra de los grupos criminales, en particular los dedicados al narcotráfico, la administración Biden decidió realizar labores de inteligencia y reveló los «moditos» de los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.

Con ello, exhibió no solo la inutilidad de la estrategia de abrazos y no balazos dictada por el ejecutivo mexicano, sino también la ineptitud de las fuerzas armadas mexicanas para hacerle frente a la delincuencia organizada, ya sea por impericia o por conveniencia y connivencia.

Sin poder negar la esencia de las revelaciones estadounidenses, el mandatario innombrable prefiere esconderse en su tradicional verborrea patriotera, porque está seguro que su homólogo del norte no se contentará con simples anuncios y forzará acciones efectivas y contundentes. Si es acompañado por el gobierno mexicano, qué bueno; si no, lo hará por cuenta propia.

De poco servirán los tres candados para resguardar a una administración donde el desorden, caprichos, deshonesto manejo de recursos públicos terminarán por abrir el cerrojo no por convicción,  sino por la ineficiencia del cerrajero.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Se acaba de ir uno de los grandes maestros universitarios. Don Pablo González Casanova rector de la UNAM y creador, al inicio de la década de los 70 de los Colegios de Ciencias y Humanidades, que revolucionó el modelo educativo imperante. Descanse en paz.

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@Edumermo